El agua es esencial para la vida. La usamos cada día: para beber, ducharnos, cocinar o limpiar. Pero cuando no está bien tratada o circula por instalaciones en mal estado, se convierte en un foco de bacterias. Y una de las más conocidas, y que debe preocuparnos mucho, es la legionella.
Esta bacteria no suele dar problemas en la mayoría de los casos, pero en determinadas condiciones puede multiplicarse y afectar a la salud. Para evitarlo, lo primero es conocerla.
¿Qué es la legionella?
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Una bacteria que se desarrolla en medios acuáticos, sobre todo cuando el agua está estancada y a temperaturas templadas-altas (entre 20 ºC y 45 ºC). Puede encontrarse en torres de refrigeración, circuitos de agua caliente, grifos, duchas o sistemas de climatización que acumulen humedad.
Cuando una persona inhala gotitas de agua contaminada en forma de vapor o aerosol (como ocurre al ducharse), puede desarrollar una infección llamada legionelosis. Esta enfermedad tiene síntomas similares a una neumonía leve y, aunque no suele ser grave en personas sanas, puede afectar con más fuerza a personas mayores o con problemas de salud previos.
Es importante saber que no se transmite por beber agua ni de persona a persona, solo por inhalación del vapor de agua infectada.
¿Puede haber legionella en casa?
Aunque la probabilidad es baja, sí es posible.
Las viviendas unifamiliares no suelen tener condiciones que favorezcan su aparición, pero en edificios con sistemas de agua caliente centralizada o con depósitos de agua poco mantenidos, el riesgo puede aumentar.
También pueden ser focos de proliferación los calentadores que no alcanzan buena temperatura, los filtros o difusores mal limpiados, las duchas con poco uso o los equipos como jacuzzis o aires acondicionados si no se limpian con regularidad.
Por eso, aunque no haya que alarmarse, sí es recomendable tomar ciertas precauciones.
Medidas preventivas para evitar la legionella
Estas son algunas acciones sencillas que puedes aplicar tanto si vives en una casa como en un edificio para mantener lejos a la legionella:
En calentadores y termos de agua
Mantén la temperatura del agua por encima de los 60 ºC. A esa temperatura, la bacteria no sobrevive.
Evita apagar el termo por las noches, sobre todo en épocas de calor o si va a estar inactivo varios días.
En grifos y duchas
Evita los filtros decorativos que acumulen humedad. Si ya los tienes, desmóntalos y límpialos cada 8 a 12 meses con lejía diluida.
Usa difusores de gota gruesa en las duchas. Forman menos aerosol y reducen el riesgo.
En grifos de poco uso (como los del lavadero o habitaciones de invitados), deja correr el agua unos 5 minutos cada semana para renovar el agua del circuito.
En jacuzzis, bañeras y equipos de hidromasaje
Límpialos y desinféctalos después de cada uso, sobre todo si no se van a utilizar durante varios días.
Usa productos específicos o una solución de lejía diluida para limpiar los conductos y filtros.
En sistemas de aire acondicionado
Limpia y desinfecta las bandejas que recogen el agua condensada una vez al mes, especialmente en verano. Puedes usar lejía diluida en agua.
En edificios con depósitos o acumuladores
Asegúrate de que el depósito esté cerrado y protegido del calor excesivo o la suciedad externa.
Instala sistemas de recirculación del agua que eviten que el agua quede estancada.
Limpia y desinfecta el depósito al menos una vez al año, preferiblemente con ayuda profesional.
Verifica regularmente el estado de las instalaciones: acumuladores, válvulas, tuberías…
Cómo evitar la propagación de legionella en el hogar
Además de prevenir su aparición, es importante tener en cuenta algunas medidas para evitar que la legionella se propague si ya está presente en algún punto de la red de agua:
- Revisa los sistemas de aire acondicionado domésticos: aunque no suelen representar un riesgo alto como los industriales, mantener limpias las bandejas de condensación evita la humedad que tanto le gusta a esta bacteria.
- Ventila bien los espacios húmedos: especialmente los baños después de ducharte. El vapor caliente puede ayudar a dispersar los aerosoles, así que mantener una buena ventilación es clave.
- Evita la pulverización innecesaria de agua: por ejemplo, con duchas de hidromasaje o dispositivos que generen niebla o vapor si no están bien desinfectados regularmente.
- No compartas equipos que usen agua estancada: como humidificadores, difusores o bañeras portátiles, si no sabes si han sido limpiados correctamente.
- Si detectas olor raro o agua turbia, contacta con un profesional para revisar el sistema. Es mejor anticiparse que correr riesgos.
La legionella no es algo de lo que tengamos que vivir pendientes, pero sí es una bacteria que se evita fácilmente con una limpieza y un mantenimiento básico de los sistemas de agua.
Con gestos tan simples como dejar correr el agua de vez en cuando, revisar el termo o limpiar los difusores, podemos reducir al mínimo cualquier riesgo